Somos
los que los demás hicieron de nosotros, la virtud del hombre es en tratar de
hacer algo con “eso” que los otros hicieron con nosotros.
Esta
reflexión viene a consecuencia a una situación social que me toco vivir con una
de mis amistades más cercanas, esta situación relataba la comodidad social y
económica, de esta persona al momento de decidir “dejar” en un hogar de
ancianos a su padre, un hombre ya mayor de edad que necesitaba cuidados
correspondientes a esa misma edad.
Mi
pregunta fue muy simple: ¿ porque no te haces cargo de tu viejo?
Viejo
palabra tantas veces usadas y muchísimas veces significadas, y como en esta vez
reinterpretada por mi y por mi interlocutor de manera diferente…para mi viejo
significa padre, para él Viejo significaba solo eso, algo viejo pero de su
propiedad.
Cuando
el comenzó su explicación, empezó aduciendo que los tiempos laborales que
poseía no le permitían cuidar de su padre, que él no se sentía capacitado y que
no tenía la paciencia que necesitaba
para lidiar con esta persona que ya no sumaba sino que restaba en su mundo de ocupaciones
sociales y laborales.
Inmediatamente
me puse a pensar que habrá hecho este “viejo” para terminar abandonado por
parte de su hijo en un asilo. La respuesta llego solo de la mano del recuerdo,
recuerdo recreado de las vivencias y charlas con la amistad que poseo con esta persona. Una persona de muy buen pasar económico, una
economía forjada en el seno familiar, específicamente por su padre y su madre,
que lograron amasar una gran fortuna, que para mi parecer innecesaria, que el
lograrla les consumió gran parte de su tiempo familiar y social.
Este
VIEJO, este padre, paso toda su vida trabajando doble turno para poder acceder al sueño consumista de “Bien
Estar” que nos vende una sociedad en
decadencia de valores reales, y era tanta la ocupación laboral que poseía esta
familia que no podía hacerse cargo de su pequeño hijito que venia al mundo
capitalista exigiendo solo atenciones y amor por parte de sus progenitores.
Este
niño no contaba con la suerte de poseer el tiempo ni el cuidado de sus padres,
pero contó con múltiples niñeras que supieron atender sus necesidades a cambio
también de capital proporcionado por sus padres, es decir que este amigo estaba PAGANDO con la misma moneda
que su Padres o Viejos compraran atención y cariño de extraños para su hijo.
Pero
hasta acá ésta es la ecuación casi perfecta, le dió a sus padres lo mismo que
recibió de ellos, la atención rentada de extraños, la imposibilidad de cuidados
por tener que correr tras el dinero, les dio a sus padres buenos cuidados
rentados que seguramente crearan nuevos vínculos de amor fuera del seno de la
familia, que seguramente se retumbaran al unisono en la pregunta entre padres e
hijos cuando estos cuestiones la
situación: ¿pero como me hizo esto si yo le dí todo?
Y
justamente es en “ese dar” donde radica todo el asunto del “porque”.
La
cultura nos enseña a naturalizar cosas que no son siempre las mejores,
aprendemos que la justicia solo esta en manos del poderosos, naturalizamos que
el varón es dueño de la mujer, naturalizamos que siempre habrá pobres y tantos
mas pares contradictorios como hojas tiene un árbol.
Es así que no es raro pensar que se naturalizan todas las cuestiones sociales y
culturales, y como ser en este caso se naturalizó la idea de abandonar en manos
rentadas a la persona que no podemos atender se naturaliza que es mejor cuidar
los dos trabajos y el capital que este nos da en lugar de ocuparnos de
nuestros afectos que necesitan cariño y contención.
Y
es tan natural este pensamiento que abandonamos a nuestros seres queridos con
la convicción ilusoria de que lo hacemos por su bien….trabajamos todo el día por el bien de ellos, los aislamos en un asilo por que ahí estarán mejor
cuidados que en nuestras casas.
Es
tan triste pero real esta situación, que se convirtió en algo natural, se hizo
carne el creer que todo se puede comprar, que todo se puede vender, que este
mundo esta hecho para el que tiene dinero y el dinero compra todo, esposas,
hijos, tranquilidad, afectos etc. Una sociedad en donde recibimos
compensaciones económicas por todo daño, las ofensas se solucionan con indemnizaciones,
los logros escolares se premian en billetes, un regalos solo es valioso si es
costoso sin importar si es original o único en creación, las cosas tiene precios, y
sobre todo la vida tiene precio.
Así
que no es descabellado pensar que a nuestros afectos pequeños, los dejemos de
lado por conseguir más dinero y que luego estos afectos o medios afectos, de
grandes actúen de igual manera con nuestros viejos.
Para
finalizar este relato solo quería traer como dato final, que Mi Amigo, el día
del velatorio de su niñera de toda la vida, estaba destruido, partido en dos,
con el alma hecha pedazos, pero el día que su madre debió partir, solo acudió a
su entierro como a una reunión mas de trabajo.
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