Hipnosis
Estado de inconsciencia semejante al sueño que se logra por sugestión y
que se caracteriza por la sumisión de la voluntad de la persona a las órdenes
de quien se lo ha provocado.
El Hípnoperiodismo
persigue claramente los mismos fines que el hipnotismo tradicional, doblegar de
una manera inconsciente la voluntad de una masa determina de sujetos,
predispuestos a esta hipnosis, para condicionar su modo de actuar de ver y de
pensar al mundo que los rodea.
Este fenómeno comunicacional,
esta basado en las reglas básicas de la hipnosis, ubicando en esta interacción
a los roles claramente establecidos, es decir que existe un hipnotizador y a un
hipnotizado. Pero en este caso en particular, el hipnotizador no es una
persona, sino un pensamiento periodístico, que actúa en conglomerados
comunicacionales, para generar una única mirada de la realidad, dejando de lado
el poder de cuestionamiento y cualquier otra manera de preguntarse por lo que está
pasando en realidad.
Es cierto que
desde el otro lado del mostrador, debe haber una persona o un pueblo que esté dispuesto
a ser hipnotizado por el periodismo, una sociedad la cual necesita depositar su
subjetividad en alguien o el algo que le diga como pensar y que pensar, una
sociedad que debido a la vorágine de los tiempos actuales, no tiene el tiempo
para ponerse a pensar por uno mismo y se
vuelca de lleno a depositar su tiempo de elaboración critica de las noticias en
los medios de comunicación.
Esta depositario
de la subjetividad, no es casual, ya que los mecanismos que utiliza el capitalismo
para desarrollarse, producen un hombre alienado, que trabaja muchas horas de su
día para poder comprar todo lo que se vende, teniendo muy poca posibilidad de contrastar
su vida con la de los demás. Este fenómeno no genera otra cosa más que un sujeto
pasivo, en donde lo que le resulta más fácil o la única manera de mantenerse
informado, es depositando su subjetividad o su credulidad en los que algunos
actores sociales dicen sobre lo que le esta pasando.
El depositar
mi capacidad de creer en algunos medios viene a dar cuenta de esa parte del hipnoperiodismo, es decir la parte en
la que alguien quiere ser hipnotizado, recordemos que la hipnosis no funciona
solamente si un sector se lo propone, es por esto que la gente desea ser
hipnotizada y deposita su subjetividad en los medios de comunicación, medios
que hacen sonar la campana que más le gusta, la campana que menos ruido le
genera a sus vidas y la campana con la que se siente más cómodo, negando cualquier
tipo de análisis que llegue a molestar su conciencia o modo de ver la vida, ya
que es muy intrínseco al hombre su miedo al cambio, y por ello prefiere creer
lo actual a buscar la construcción de una Nueva verdad.
Entonces podemos
decir que ya tenemos desarrolladas las dos partes del hipnoperiodismo, la parte que desea hipnotizar y la otra parte que
desea ser hipnotizada. Ahora podemos desarrollar los mecanismos y los efectos
de esta hipnosis en el campo social.
Con respecto a
los mecanismos de comunicación que usa el hipnoperiodismo,
podemos destacar a la televisión como el instrumento más efectivo para tal fin,
decimos televisión porque en ella se sitúan los programas que trabajan con la
misma intencionalidad política, social y económica, estos programas de diferentes
géneros, no son eslabones desencadenados de una idea, sino muy por el contario,
son engranajes perfectamente aceitados de la “máquina de hacernos pensar”. Así
como la televisión está fuertemente dentro de nuestras vidas como un integrante
más, están también las radios y las publicaciones gráficas, estas son soportes
de las mismas ideas que envuelven al sujeto que desea ser hipnotizado, en lo largo de su diario trajín
Un ejemplo de
esta envoltura mediática lo podemos ver el algunos casos puntuales, como en el
caso de esa persona que se desayuna con “su informativo preferido” , sale de su
casa al trabajo con su diario en papel o en formato digital, también “preferido”,
luego llega a su trabajo en el cual interactúa con otras personas defendiendo o
confrontando sus posturas con otros también periodísticamente hipnotizados, defendiendo
sus posturas con bases, conceptos, argumentos, información ( falsa o no ) que
otro le puso de manera hipnótica en su cabeza. Pero como es una charla entre hipnotizados,
no pueden escucharse, construir una idea en común, poner en duda información y
mucho menos generar una opinión crítica. Luego este sujeto regresa a su hogar y
vuelve leyendo lo de su preferencia, cena con su familia frente a la pantalla
que le vuelve a dar esa dosis diaria de hipnoperiodismo
y se duerme para iniciar nuevamente la secuencia hipnótica de su vida.
Por supuesto
que esta postura de vida, genera sujetos pasivos, incapaces del cambio, ya que son
el producto fiel de un sistema capitalista, que mediante la imposición de su ideología
le hace repetir hasta el hartazgo los mismos conceptos discursivos que articulan su manera
de ver al mundo.
Para finalizar
este pequeño ensayo, quiero comunicar
que todos en algún momento de nuestras vidas, nos dejamos hipnoperiodistizar con algún personaje o producto mediático, nos
identificamos con su palabras o conceptos, nos adormece el poder de pensar por nosotros
mismos y nos dejamos llevar a ese lugar donde todos es perfecto, donde nada
tiene critica, donde encontré la verdad absoluta y los demás se equivocan, ese
lugar tan cómodo y placentero que no deseo salir jamás de él, ese lugar que está
poblado con muchísimas personas que piensan y ven las cosas con mi mismo
cristal, ese lugar donde me siento pertenecer, ese lugar donde me considero
seguro, ese lugar también es ese, que se puede desvanecer con un simple tronar
de dedos de quien me hipnotiza.
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